Press Release

CEPR examina el informe de la OEA sobre las elecciones haitianas, lo encuentra “cuestionable, estadísticamente defectuoso, e indefendible”


January 14, 2011

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11 de enero, 2011 En Inglés  En Français 

Para publicación inmediata: 11 de enero, 2011  En Inglés En Français
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Washington, D.C. – El Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés) ha analizado el informe final de la misión de expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA) sobre las elecciones presidenciales en Haití, el cual aún no ha sido publicado pero se encuentra disponible en el sitio de internet de CEPR aquí [PDF].  El análisis de CEPR encontró que el informe de la OEA no ayuda a determinar el resultado de la primera ronda de las elecciones haitianas.

“Este informe no puede salvar estas elecciones ilegítimas, donde casi tres cuartos del electorado no votó, y donde el conteo de la minoría que sí votó fue seriamente comprometido,” dijo Mark Weisbrot, codirector de CEPR y coautor del informe, “Las elecciones fracasadas de Haití.

CEPR no ha podido encontrar un ejemplo desde 1947 en el hemisferio occidental, incluyendo a Haití, de elecciones presidenciales con un nivel de participación tan baja.  Las elecciones parlamentarias de Haití en 2009, en las cuales el partido político más popular también fue excluido, tuvieron una tasa de participación de menos del 10 por ciento.

El informe de la OEA sí confirma algunas de las conclusiones más importantes del análisis de las elecciones de CEPR, publicado el domingo pasado.  Por ejemplo, la OEA halló que 12 por ciento de las actas de voto o no fueron recibidas por la Comisión Electoral Provisional (CEP) o fueron descalificas – un numero de votos perdidos mucho mayor a lo previamente afirmado por la OEA y la CEP en público.

Sin embargo, el informe de la OEA concluye que las elecciones no se deberían repetir, pero que los resultados deberían ser cambiados para que Michel Martelly, en vez del candidato del gobierno, Jude Celestin, termine en segundo lugar, y que por lo tanto avance a la segunda ronda.

Pero es evidente que no hay una firme razón para tal conclusión.  Por ejemplo, las actas perdidas provienen de áreas con diferentes distribuciones de votos que el promedio nacional – el cual favorece a Celestin.  El análisis de CEPR halló que si las actas perdidas tuvieran la misma distribución que las actas sí recibidas de las mismas áreas, Celestin terminaría en segundo, en vez de tercero lugar.

El análisis de la OEA también es metodológicamente y estadísticamente defectuoso en varias maneras.  A diferencia del informe de CEPR, el cual examinó todas las 11.181 actas de voto, y sometió los totales de voto de los tres candidatos principales a una prueba estadística para identificar irregularidades, el equipo de la OEA enfocó su investigación en actas con niveles de participación inusualmente altos.  Y después aplicaron este grupo de actas a los siguientes criterios:

“De acuerdo a esta provisión de la ley, la misión de expertos estableció cuatro criterios específicos para determinar la inclusión de una PV [acta electoral]: 1) la inclusión o ausencia de las firmas necesarias de los miembros de mesa en el Proces-Verbal [acta de voto]; 2) la inclusión o ausencia de la lista de votantes registrados; 3) la presencia y precisión de los números CIN [identidad nacional del votante] para identificar los votantes que votaron en cada centro de votación particular; 4) si un Proces-Verbal [acta de voto] fue obviamente alterado para cambiar el resultado de la elecciones, como por ejemplo añadir un dígito al numero para aumentar el voto total por cien o más, ese PV [acta de voto] también fue excluido.”

A base de estos criterios, el equipo de la OEA descalificó 234 actas, y calculó los resultados con las actas restantes.

“Esta metodología no nos dice nada sobre quién realmente terminó en segundo lugar durante la primera ronda de las elecciones, aún dentro de la pequeña minoría que sí votó y cuyos votos fueron contabilizados,” dijo Weisbrot.

Weisbrot también destacó que considerando el tamaño de la muestra y la varianza, el pequeño margen de diferencia entre Martelly y Celestin en el recuento de la OEA – 0,3 por ciento – es demasiado pequeño como para distinguir entre los dos estadísticamente.

“Esto parece ser una decisión política, y no profesional,” agregó Weisbrot.

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