El crecimiento económico es un "home run" en Venezuela

01 Noviembre 2005

1 de noviembre, 2005, Mark Weisbrot   En inglés

El crecimiento económico es un “home run” en Venezuela

Por Mark Weisbrot

Knight-Ridder/Tribune Information Services – 1 de noviembre, 2005

CARACAS – “Viva Chávez,” gritaba el entrenador de los Medias Blancas de Chicago, Ozzie Guillén, mientras que el equipo celebraba la barrida que dio en la serie mundial la semana pasada.  Guillén es venezolano y un héroe nacional en este país de 25 millones de personas quienes parecen pensar que, al igual que la gente de Chicago, ellos también han ganado la serie mundial de béisbol.

Su vitoreo por el presidente izquierdista Hugo Chávez hubiera causado alguna reacción hace solamente un año o dos.  Pero en estos tiempos pasó desapercibido, a pesar de la continua hostilidad entre el gobierno de Chávez y la administración de Bush.  Las relaciones entre los dos gobiernos han sido agrias desde que la administración de Bush apoyo un golpe militar en contra de Chávez en abril 2002, así como también un fallido intento de removerlo del poder el año pasado.

Pero la popularidad de Chávez es ahora una de las más altas de cualquier presidente en América Latina, con un 77% de aprobación, de acuerdo con la encuesta más reciente.

Unas cuantas estadísticas económicas ayudan enormemente a explicar la razón por la cual le está yendo muy bien al gobierno venezolano mientras que la oposición, quien todavía tiene el control de la mayoría de los medios y de los ingresos económicos del país, está languideciendo.

Después de crecer por casi 18 por ciento el año pasado, la economía venezolana se ha expandido por 9,3 por ciento durante la primera mitad de este año – el crecimiento más rápido en el hemisferio.  Aún cuando a los detractores del gobierno les gusta decir que esto es resultado de los altos precios del petróleo, la cosa no es tan simple.

Los precios del petróleo estuvieron más altos e incrementaron mucho más rápido durante los años 1970s.  Sin embargo, el ingreso por persona en Venezuela en realidad cayó durante esta época.  De hecho, durante los 28 años que precedieron al gobierno actual (1970-1998), Venezuela sufrió una de las peores caídas en América Latina y en el mundo: el ingreso per cápita cayó un 35 por ciento.  Esto representa una disminución peor a la que se experimentó en África Subsahariana durante este período y muestra cuán completamente disfuncional se habían vuelto las políticas económicas del antiguo sistema.

Aún cuando Chávez habla de construir el “socialismo del siglo 21,” las políticas económicas del gobierno venezolano representan una reforma gradual, más afín al estilo europeo de democracia social.  El sector privado es, de hecho, una porción más grande de la economía venezolana hoy de lo que era antes de que Chávez tomara el poder.

Una reforma importante, abogada desde hace mucho por el Fondo Monetario Internacional, ha consistido en mejorar la recolección de impuestos.  Al requerir que ambas compañías extranjeras y nacionales paguen los impuestos que deben, el gobierno en realidad logró incrementar la recolección tributaria aún durante la profunda recesión de 2003 – una rara hazaña económica.

Como resultado, el gobierno tiene actualmente un excedente presupuestario, a pesar del incremento de miles de millones de dólares en gasto social, el cual ahora provee alimentos subsidiados al 40 por ciento de la población, servicios de salud a millones de personas pobres, y un gasto altamente incrementado en educación.  La tasa oficial de pobreza ha caído a 38,5 por ciento de su más reciente pico de 54 por ciento después del paro petrolero por parte de la oposición.  Pero esto mide el ingreso monetario solamente; si los subsidios a los alimentos y los servicios de salud fueran tomados en consideración, la pobreza estaría seguramente por de bajo del 30 por ciento.

Los controles sobre la moneda que el gobierno ejerce han ayudado también a frenar el vuelo de capital que había lastimado la economía antes de 2003.  Las deudas, pública y extranjera, del país se encuentran a niveles moderados.  Con un acumulado de $30 mil millones en reservas—quizás el doble de lo que el país necesita—Venezuela está bien posicionada para mantener el crecimiento aún si los precios del petróleo caen inesperadamente.

Por supuesto, Venezuela todavía enfrenta los retos comunes a la región: el sistema judicial es débil, la tasa de criminalidad es alta, y el estado de derecho no está bien establecido.  Pero el gobierno actual, el cual ha tenido menos de tres años de estabilidad política—intentos de derrocar al gobierno a través de violencia y sabotaje económico a gran escala no cedieron sino hasta el colapso del paro petrolero en febrero 2003—ha puesto la economía en un camino sólido de crecimiento.  Y ha mantenido su promesa de compartir la riqueza petrolera del país con los pobres.

En breve, la vasta mayoría de venezolanos obtuvo aquello por lo cual votó, y aún algunos que votaron en contra del gobierno actual ahora parecen estar satisfechos con el resultado.  Es un comienzo bastante bueno, y lo que sea que la administración de Bush piense sobre Chávez—quien se refiere al presidente Bush como “Mr. Danger”—ésta es la manera en que la democracia debe funcionar.


Mark Weisbrot es codirector del Center for Economic and Policy Research (Centro de Investigaciones Económicas y de la Política, CEPR por sus siglas en inglés).

 

 

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