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“El G20 debe pedir al FMI que emita 3 billones de Derechos Especiales de Giro”, afirman economistas del CEPR


March 28, 2020

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Washington DC, EEUU — En el contexto de la crisis económica global a raíz de la emergencia sanitaria mundial, y en el medio de una salida de capitales sin precedentes desde los países en desarrollo, el Fondo Monetario Internacional debe emitir 3 billones de DEGs para apoyar a los países de bajos y medianos ingresos, manifiestan los economistas Mark Weisbrot y Andrés Arauz del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR, por sus siglas en inglés). La Directora Gerente del FMI Kristalina Georgieva ha dicho que está explorando la posibilidad de realizar una asignación de Derechos Especiales de Giro (DEG, el activo de reserva del FMI), como lo hizo el FMI durante la recesión mundial de 2009. Tendrá que ser un monto de gran magnitud, dijeron Weisbrot y Arauz, considerando el alcance de la crisis y la incertidumbre económica que está enfrentando el mundo.

“Pedimos a los países del G20, y específicamente a Estados Unidos, que apoyen la emisión y asignación de 3 billones de DEGs por parte del FMI”, dijo Mark Weisbrot, codirector del CEPR. “Sería una manera rápida y directa de ayudar a ampliar la capacidad de todos los países para contener al virus COVID-19 y para evitar subsecuentes olas de contagio. Los DEGs serían una fuerza estabilizadora y un amortiguador económico para la emergencia sanitaria global”.

El gobierno de EEUU, mediante la Reserva Federal, está proveyendo acceso ilimitado a dólares a otros cinco bancos centrales del mundo y acceso limitado a nueve países adicionales. Pero mientras la pandemia es un fenómeno verdaderamente planetario, estas líneas de swaps solo cubren a los bancos centrales del 17% de la población mundial. Sería difícil, demorado e, incluso, innecesario, que la Reserva Federal firme contratos de líneas de swaps con cada banco central del planeta.

“El apoyo en dólares del Gobierno de EEUU no es solamente un acto de solidaridad; sino que preservaría la estabilidad del sistema financiero global,” dijo Andrés Arauz, investigador sénior del CEPR. “El pánico financiero en una parte del planeta puede contagiar al resto”.

En 2009, el FMI emitió 183 mil millones de DEGs, luego de que el G20 apoyara un llamado de las Naciones Unidas para una asignación especial. Mientras que la mayoría de los DEG fueron asignados a los países de ingresos altos, que generalmente tienen suficientes divisas para pagar importaciones —los países de la OCDE recibieron el 59,6%— alrededor del 8,8% o 16 mil millones de DEGs, fueron dirigidos a los países de bajos ingresos, los que estaban urgidos de reservas. Si 31 países de bajos ingresos hubiesen canjeado sus DEGs recientemente asignados a cambio de dólares en ese momento, hubiesen recibido, en conjunto, apenas $25,3 mil millones.

En los países de bajos ingresos, las reservas internacionales son cruciales para pagar por las importaciones, incluyendo equipamiento médico y material de tamizaje, que son esenciales durante esta pandemia. A pesar de recibir un monto pequeño, los países que más se beneficiaron con relación a sus reservas internacionales —y que quizás son hoy los menos preparados para enfrentar la pandemia del coronavirus— fueron los países de África subsahariana. Por ejemplo, la República Democrática del Congo recibió el equivalente a más del 800% de sus reservas existentes en ese momento, Zimbabue recibió más del 600% de sus reservas, Guinea recibió más del 200% y Libera más del 100%.

“Por esta razón necesitamos una medida agresiva por parte de la Junta de Gobierno del FMI,” dijo Arauz. “Una emisión simbólica, apenas para demostrar buena voluntad, no es suficiente. Si el FMI decide emitir DEGs, a EEUU le tocaría cerca del 17% de todos los DEGs, y a los países ricos les tocaría el 62%. Los bancos centrales de EEUU y Europa ya han iniciado emisiones masivas y hay un acceso sin precedentes a dólares estadounidenses. Sus políticos han anunciado estímulos económicos de billones de dólares en medio de la pandemia. La intención es que la emisión de DEGs beneficie efectivamente a los países de bajos y medianos ingresos, que son los que más choques financieros enfrentarán en las próximas semanas”.

La cifra total de DEGs debe enviar una señal de que también se están tomando medidas decisivas para los países en desarrollo, resaltaron Weisbrot y Arauz. La decisión final de asignar los DEGs debe basarse en el monto que será percibido por los países de bajos ingresos. Si estos países recibieran el equivalente en dólares, ajustados por la inflación, del total del monto emitido en 2009, entonces la cifra total en el marco de la pandemia del COVID-19 debería ser al menos de 2,9 billones de DEGs. “Por eso proponemos una cifra de 3 billones de DEGs,” añadió Weisbrot.

Los países que están enfrentando serias dificultades, como Argentina, podrían estar recibiendo un equivalente a $27,6 mil millones de esta inyección de recursos. Etiopia podría recibir $2,5 mil millones en DEGs. Gambia y Somalia podrían recibir $412 millones cada uno. Malawi podría recibir un poco más de $1,2 mil millones; Ecuador recibiría $6,2 mil millones. Si estos montos no son suficientes, los países ricos podrían establecer un fideicomiso multilateral, o establecer acuerdos bilaterales, para donar sus DEGs a países de bajos ingresos.

Los DEGs son activos de reserva emitidos por el FMI que solo pueden mantener los bancos centrales. El valor de los DEGs es determinado por una canasta de las principales monedas. Con el 43% del valor de los DEG, el dólar estadounidense supera largamente al resto de monedas. Los bancos centrales deciden usar los DEGs cuando enfrentan dificultades financieras extraordinarias, como las que son desencadenadas por esta pandemia global. Los bancos centrales necesitados de divisas generalmente intercambian DEGs por dólares con bancos centrales que tienen excedentes de dólares por una comisión minúscula.

Algunos analistas han sugerido que los DEGs son solo otra forma de deuda. Mientras que recientes cambios estadísticos del FMI incluyen a los DEGs canjeados como deuda externa pública, los DEGs no son rembolsables, no tienen fecha de vencimiento y no tienen tabla de amortización alguna. Aunque sí deben pagar una tasa de interés simbólica (0,05%), no sería justo categorizarlo como deuda y no se puede decir que contribuyen al servicio de deuda.

“Es importante recordar que las asignaciones de DEG nunca han sido inflacionarias”, puntualizó Arauz. “No hubo un aumento en la inflación global luego de la importante emisión de 2009. De hecho, los DEGs contribuyen a fortalecer la posición de reservas internacionales y ayudan a los Gobiernos a evitar inflación inducida por devaluaciones cambiarias.”

“Algunos argumentan que los DEGs pueden quitarle el negocio de la condicionalidad al FMI”, afirmó Weisbrot. “Pero los numerosos préstamos del FMI alrededor del mundo —incluyendo en Europa— luego de la emisión de DEGs de 2009, son muestra suficiente de que la condicionalidad del FMI continuó. Es más, las condiciones vinculadas a los préstamos del FMI generalmente incluyen ajustes fiscales, y está claro que este no es el momento para impulsar políticas orientadas a la austeridad, que prevendrían que los gobiernos afronten positivamente la caída de la economía por la pandemia y entorpecerían los esfuerzos para combatir la misma pandemia.”

“Ahora es el momento de reconocer que los préstamos y la condicionalidad fueron diseñados para crisis específicas en países específicos,” dijo Arauz. “Es físicamente imposible que los funcionarios del FMI, quienes hoy están trabajando desde casa, se desplacen desde Washington a cada país del mundo para redactar los informes de debida diligencia para los préstamos de emergencia, aún si no incluyesen condicionalidad. Los DEGs ofrecen una manera rápida y administrativamente viable de ayudar a los países que, como resultado de esta pandemia, más lo requieren”.

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