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CEPR has been examining economic changes in Argentina since the early 2000s, especially how IMF policies have affected the economy and how Argentina was able to recover after its severe 1998–2002 recession.

CEPR has been examining economic changes in Argentina since the early 2000s, especially how IMF policies have affected the economy and how Argentina was able to recover after its severe 1998–2002 recession.

Op-Ed/Commentary

ArgentinaFondo Monetario InternacionalAmérica Latina y el Caribe Entrevista con Mark Weisbrot sobre las elecciones en Argentina
Counterspin Ver artículo original en inglés Janine Jackson, autora, directora de programa y productora/presentadora del programa de radio semanal CounterSpin de FAIR (Fairness and Accuracy in Reporting), entrevistó el lunes a Mark Weisbrot, economista y codirector del Centro de Investigación en Economía y Política, sobre las elecciones presidenciales en Argentina. Esta entrevista cubre parte del contexto de las elecciones, incluyendo parte de la historia económica más importante de los últimos 20 años, la cual ha llevado a la actual coyuntura. Una parte importante de la historia es el papel de los Estados Unidos, así como del Fondo Monetario Internacional, incluyendo su acuerdo más reciente bajo el gobierno de derecha del presidente Mauricio Macri (cuyo apoyo fue crucial para la victoria de Javier Milei). Este fue el préstamo más grande jamás otorgado por el FMI ($57 mil millones), y las condiciones que este conlleva, así como la deuda misma, fueron quizás los factores más importantes que contribuyeron a la actual crisis económica y, por lo tanto, al resultado electoral. A continuación, la transcripción de la entrevista. Janine Jackson A estas alturas, mucha gente está escuchando el nombre de Javier Milei por primera vez. Milei acaba de ser electo como presidente de Argentina. El 56% al 44% son las cifras que se escuchan en este momento, por encima del ministro de Economía del país, Sergio Massa. Fox News anunció con bombos y platillos: "Javier Milei aplasta a la izquierda argentina y se convierte en el primer jefe de estado libertario del mundo". Donald Trump anunció que Milei "realmente hará a la Argentina grande otra vez" y Elon Musk declaró que “se viene la prosperidad para Argentina". Esta recepción da una idea de hacia dónde se dirige esto y de lo que podría significar. Mark Weisbrot es codirector del Centro de Investigación en Economía y Política en Washington, D. C. Es autor del libro "Failed: What the Experts Got Wrong About the Global Economy" y coautor con Dean Baker de "Social Security: The Phony Crisis”. Y en este momento, se une por teléfono a conversar con nosotros. Bienvenido de nuevo a CounterSpin, Mark Weisbrot. Mark Weisbrot Gracias, Janine. Es un placer estar con ustedes. Janine Jackson Bueno, para que no haya mucho misterio, para empezar, Javier Milei cargaba una motosierra como accesorio durante la campaña electoral, lo que lo relacionaba con cortar el gasto público. Y calificó al Estado como un "pedófilo en un jardín de infantes". Y sí, no crean que esto es todo, porque fue a decir que "el Estado es un pedófilo en un jardín de infantes con los niños encadenados y envaselinados". Y me recuerda a Duterte diciendo que estaría feliz de masacrar a 3 millones de drogadictos en Filipinas. Y, por supuesto, a la gente le recuerda a Trump y su actual promesa de "erradicar a los comunistas, los fascistas marxistas y los matones de izquierda radical que viven como alimañas dentro de los límites de este país". Y eso es sólo de esta semana. Es histriónico. Tenemos políticos que dicen cosas que se oyen decir a los supervillanos en las películas. Y supongo que la preocupación es que serán subestimados como meramente coloridos y exagerados, y no considerados en términos de las cosas reales que quieren y son capaces de hacer. Así que, esa es mi presentación de la situación. ¿Cuáles son las cosas importantes que los oyentes necesitan saber sobre Javier Milei y su elección? Mark Weisbrot Bueno, la sustancial locura de Milei es parte importante de la historia. Y, como ya mencionó o insinuó en los ejemplos dados, los medios lo han estado comparando con Trump, y eso a él le gusta. Y entonces es parte de ese fenómeno, que creo que podríamos hablar durante horas, sobre personas locas que son electas en situaciones y maneras en las cuales no hubieran sido electas en el pasado. Y, por supuesto, la gran pregunta antropológica y sociológica: ¿cómo sucede esto? Pero no entraré en eso. En cambio, de lo que prefiero hablar es de lo que significa su locura y creo que eso también es más interesante para el público. Su locura es en parte una visión libertaria coherente, de extrema derecha. Él dice "cada vez que interviene el Estado, es una acción violenta que termina perjudicando el derecho de propiedad y, al final, limita nuestra libertad". Y él aplica esto a intentar arreglar el problema del hambre, el problema de la pobreza o el empleo. Así que él es realmente lo más extremo que se puede encontrar en ese conjunto de ideas libertarias de derecha. Entonces la pregunta es, en términos de política, ¿qué significa eso? En primer lugar, quiere abolir el banco central, lo que por supuesto sería un desastre, y casi ningún economista apoyaría siquiera una idea así. Y también quiere dolarizar la economía, lo que probablemente también sería un desastre. La mayoría de los economistas dirían que ni siquiera existen reservas para eso en este momento, pero que de todos modos no sería una buena idea. Él tiene grandes ideas. Se desharía de algunos ministerios y, ciertamente, de la motosierra: el tipo camina disfrazado de Batman con motosierras y fue elegido presidente. Quiere cortar el gasto público al menos un 15 por ciento, no tiene ningún apego a nada como la educación pública, la salud publica y todo eso. Así que cortaría todo lo que pudiera y la economía probablemente entraría en recesión y quién sabe dónde pararía. Janine Jackson Bueno, parece que tiene una cierta definición de socialismo. Y siento que es esto en lo que los medios estadounidenses se van a enfocar, porque como usted y yo sabemos, van a poder citar muchas frases de él y de algunas personas que no están de acuerdo con él, pero no creo que vayan a profundizar mucho en la retórica. Y por eso describe todo lo ocurrido en administraciones anteriores de Argentina como socialismo. ¿Cómo podemos descifrar eso? Mark Weisbrot Sí, es cierto, dice, "Argentina ha abrazado las ideas socialistas durante los últimos cien años". Por supuesto, eso también es una locura. No sé qué será capaz de hacer realmente. Eso es lo primero. Quiero decir, sólo tiene 39 escaños de 257 en la Cámara Baja, e incluso ocho de 72 en el Senado. Ahora sí tiene un partido alineado con él, el del expresidente de 2015 a 2019, y ese fue Macri. Y así es como fue electo, en parte porque Macri y su partido lo apoyaron. Entonces, con todo esto, posiblemente podría obtener una mayoría en la Cámara, pero no está claro que estos representantes vayan a apoyarlo; son personas de derecha, pero no están tan locos como él. Así que no queda claro qué es lo que llegará a hacer. Esto es algo que ya veremos. Hay que recordar también que el gobierno al que está sucediendo, los peronistas, tienen un movimiento real y han salido a las calles antes cuando sucedieron cosas terribles. En 2001, cuatro presidentes dimitieron en menos de dos semanas, a causa de las protestas. Y creo que aquí es quizás donde comienza la historia, porque ustedes se centran en lo que los medios se pierde o no entiende bien. Entonces deberíamos comenzar con lo que no se ve en los medios. No se ve, por ejemplo, que en estos últimos 20 años a los peronistas les fue muy bien. Podemos empezar con Néstor Kirchner en 2003. Y en los doce años siguientes, antes de Macri, hubo una disminución del 71% en la pobreza, una disminución del 81% en la pobreza extrema y el PIB o ingreso per cápita creció en un 42%, lo que, comparado con México, es tres veces más rápido. Este fue un conjunto de políticas muy exitoso, pero no lo he visto en ninguna de las coberturas. Lo escribí en un artículo de opinión en el New York Times hace un par de años. Pero realmente no se ve esa parte de la historia. Y eso es lamentable porque la gente necesita saberlo. Y por supuesto, es en parte porque la gente no lo sabe — los medios argentinos no son mejores que aquí, los grandes medios — que alguien así podría ser elegido. La otra parte de la historia: primero comencemos con la depresión de 1998 a 2002. Esto fue causado abrumadoramente por el FMI. Y pueden ir al New York Times y leer eso. En aquel momento, de hecho, se informó sobre el papel del FMI. Y esa fue una gran parte de la historia, porque como ustedes saben, como saben la mayoría de sus oyentes, el FMI está dominado principalmente en su toma de decisiones por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Janine Jackson Correcto. Mark Weisbrot Luego estaban los Kirchner y los Peronistas y hubo un largo período en el que les fue muy bien. Y el propio Macri, que fue presidente de 2015 a 2019, no habría llegado al poder, en realidad, si no fuera por más cosas que vinieron de Estados Unidos. Y eso también se lo puedo decir, dependiendo de cuánto tiempo tenga. Janine Jackson Por favor, cuéntelo, porque creo que la gente quiere saber cuál es el papel de los Estados Unidos aquí. Mark Weisbrot Sí, creo que es muy importante, especialmente que la gente de aquí lo sepa porque esto fue algo muy importante. Quiero decir, Argentina es obviamente una de las economías más grandes de América del Sur. Y durante este período en América Latina en su conjunto, en la primera década del siglo 21, no fue sólo Argentina la que tuvo este gran repunte. Toda América Latina en su conjunto redujo la pobreza del 44% al 28% después de haber tenido dos décadas de pobreza creciente antes de eso. Eso fue de 2003 a 2013, la década que estoy analizando. Esa fue una década en la que la mayor parte del hemisferio estuvo gobernada por gobiernos de izquierda por primera vez. Y luego Estados Unidos, por supuesto, desempeñó su papel (de lo cual nos centraremos ahora en Argentina) de tratar de deshacerse de casi todos ellos y hacerles la vida difícil para que fueran derrocados, varios de ellos, por golpes de estado. ¿Y entonces qué pasó en Argentina? Bueno, en primer lugar, tenían una deuda terrible, tuvieron que incumplir con el FMI en 2003, y el FMI dio marcha atrás. Y dejaron de pagar su deuda privada. Hicieron esto antes de declararse en quiebra ante el FMI, pero el FMI renovó la deuda. Entonces tuvieron esta gran pelea con el FMI y los acreedores privados sólo para estabilizar la economía. Pero lo hicieron con éxito y crecieron. Y luego, en 2012, un juez de Nueva York decidió que Argentina no debería poder pagar a sus acreedores: más del 70 por ciento de sus acreedores, aquellos que habían aceptado la deuda reestructurada. Se trataba de Thomas Griesa, un juez de Nueva York, y lo hizo en nombre de los "fondos buitre". Se trataba de fondos que compraron la deuda cuando estaba muy barata en la década de 2000 y querían cobrar su valor total. Así que estaba tratando de obligar al gobierno argentino a pagar a estos fondos buitre estadounidenses, y lo estaba haciendo cortando la capacidad de los argentinos para pagar a todos los demás acreedores hasta que pagaran a los buitres. Y eso es parte de lo que empujó a Argentina a una recesión y perjudicó a la economía argentina en 2014. Y solo para mostrarles cuán político fue esto, en 2016, el mismo juez tomó una decisión en la que levantó la orden judicial del pago de esta deuda. Es decir, revocó la decisión. Y dijo que lo hizo porque, y en una cita exacta suya, "la elección del presidente Macri lo cambió todo". ¿Se entiende? Así es en parte como conseguimos a Macri: el tribunal estadounidense estaba dañando la economía argentina justo antes de eso y luego, por supuesto, revirtió ese tremendo daño tan pronto como Macri fue electo. Así que ahí tiene, hay un gran cambio y conduce a otro gran cambio en el mandato de Macri. Porque, bueno, entonces Macri es elegido gracias a una acción que vino de los Estados Unidos. Y hay otras acciones también, que describiré, pero luego Macri va y obtiene — y que ocurriese esto se debe a Trump, a la influencia de Trump en el FMI — obtiene el préstamo más grande que el FMI jamás haya otorgado a nadie, a ningún país del mundo; 57 mil millones de dólares en 2018. Y las condiciones de ese préstamo fueron terribles y forzaron a la economía a entrar en recesión. Y luego, por supuesto, cuando las cosas empezaron a ir mal, lo cual hicieron de inmediato porque el gran préstamo que obtuvieron simplemente financió la fuga de capitales fuera del país, eso generó todo tipo de problemas. Y redoblaron su apuesta, el FMI redobló su apuesta y obtuvo más austeridad, tanto en política fiscal como en política monetaria. Y así las cosas empeoraron. Eso realmente te lleva a la situación que existe hoy. Eso es lo que la generó. La economía, la inflación del 140% que hay ahora, todo el lío, que hizo que este tipo fuera elegido en realidad fue creado por el gobierno de Macri y ese acuerdo con el FMI. Y también otras medidas que los Estados Unidos tomó para privar a Argentina de dólares antes de que Macri llegara al poder. Janine Jackson Bueno, cuando escuchas acerca de tener que compensar a los fondos buitres y el impacto que eso tiene, pienso en Puerto Rico. Sé que hay muchos otros lugares en el mundo en los que la gente debe estar pensando, pero cuando presentas esa situación — ahora estoy leyendo The Washington Post, que está tratando de explicar por qué fue electo Milei y dice, cito, "los votantes de esta nación de 46 millones de habitantes exigieron un cambio drástico de un gobierno que ha hecho caer el peso, disparar la inflación y arrojar a más del 40% de la población a la pobreza". Entonces dicen, bueno, Milei está en contra de esto, de la pobreza y de los problemas que están teniendo. Él se para ante la gente y dice: "Voy a cambiar eso". Y no creo, al menos en esta explicación, estar consiguiendo nada de la historia a largo plazo que usted me está contando. Solo Milei estoy obteniendo. Las cosas están mal, Milei está ahí para arreglarlas. ¿Verdad? Mark Weisbrot Sí, aunque, quiero decir, no creo que a los medios aquí les guste Milei. Es como Trump. Janine Jackson Correcto. Mark Weisbrot Esta es la ironía que se da en muchas de estas situaciones en las que a los medios no les agradan estas personas porque son demasiado extremistas, o Estados Unidos ni siquiera quería a Bolsonaro, por ejemplo, en Brasil, quien, por cierto, fue una de las primeras llamadas, una videollamada, que hizo Milei cuando ganó esta elección. Sepa que el consenso general aquí es que estos tipos están demasiado locos, pero aun así los ayudan a ganar. Janine Jackson Si, exacto. Mark Weisbrot Esta es una paradoja que probablemente todos ustedes puedan comprender mejor que yo. Janine Jackson No puedo. Pero ves las entrevistas, y las estamos viendo ahora, y la gente que está escuchando las verá. Gente en la calle en Argentina diciendo: "Bueno, simplemente hay demasiada inflación, hay demasiada corrupción". Cosas muy típicas de los votantes de Trump como, "Bueno, no me gustan sus ideas sociales, pero sus planes económicos tienen sentido". La gente quiere un cambio y creo que podemos reconocer que la gente quiere un cambio. Y luego viene la gente y dice: "¿Sabes lo que soy? Soy diferente. Represento el cambio". Pero donde, en mi opinión, los medios no ejercen su papel es, bueno, ¿por qué la gente quiere un cambio? ¿Y qué tiene eso que ver con el fracaso de los sistemas existentes, incluidos los sistemas económicos? En cambio, los medios simplemente dicen: "Supongo que la gente en el fondo quiere una especie de tipo fascista", en lugar de... incluso oponiéndose, todavía no profundizan lo suficiente, en mi opinión, en por qué la gente estaba dispuesta a hacer este cambio desesperado. ¿Verdad? Mark Weisbrot Sí, y creo que parte de la historia de los medios es que la mayoría de la gente en Argentina, así como esta audiencia, no conocen este registro histórico. Quiero decir, imagínese si todos los votantes supieran que en los últimos 20 años, la mayor parte del tiempo en que los peronistas estaban en el poder (la gente que logró los números que acabo de decir), a la gente le fue bastante bien en términos de reducir enormemente la pobreza. Y el crecimiento del salario real fue del 34% bajo los Kirchner, por ejemplo, durante ese período. Y sucedieron todas estas cosas, aumento del gasto en programas de transferencias de efectivo, todo. Y les fue extremadamente bien. Algunas personas lo recuerdan y por eso todavía obtuvieron el 44% de los votos, ¿verdad? Pero no todo el mundo tiene la edad suficiente ni entendería necesariamente toda la situación, sin haberla visto en los periódicos ni haberla oído en la radio o la televisión. Y entonces, sí, es fácil para este tipo venir aquí, es casi literalmente un payaso, y entrar y decir... y, aunque probablemente mucha gente, incluso los que votaron por él, piensan que sus ideas son una locura o que él está loco, ves citas como esa en la prensa. "Sí, está loco, pero de todos modos votaré por él". Pero no tienen forma de ver que realmente ha habido alternativas exitosas. Y si podemos profundizar un poco en la economía, creo que parte del problema aquí es que el préstamo del FMI es enorme y tienen que pagarlo devuelta. Y, por supuesto, obtuvieron algo de alivio de la deuda privada, pero el FMI no ofrece ningún alivio; pueden posponer el pago de algo, pero aun así se vencerá. Y, por supuesto, existe una fuga de capitales debido a esa situación. Y tenemos una situación en la que tenemos lo que se llama una "espiral de depreciación de la inflación". Entonces, si la confianza en la moneda se ve socavada por una variedad de cosas, incluida la inflación misma y los problemas de deuda que les dejó el FMI, muy pronto sucederá lo anticipado, incluidas las políticas reales del FMI que van a provocar que los capitales abandonen el país, como lo hicieron en 2018. Entonces con todas estas cosas, lo que pasa es que el capital huye del país y eso hace que la moneda se deprecie. Y cuando la moneda se deprecia, el precio de las importaciones sube. Y luego eso causa más inflación, y luego el aumento de la inflación hace que la moneda se deprecie aún más. Y es por eso que fue tan difícil para este último gobierno anterior a Milei resolver este problema, porque es una espiral que se perpetúa a sí misma, algo en lo que no quieres entrar. Y por supuesto, hay maneras. Es posible. Pero repito, ese es un problema muy difícil. Y eso fue el resultado de las políticas que llegaron abrumadoramente con el gobierno de Macri y el acuerdo con el FMI que él siguió. E incluso lo dijo en un momento, no tengo la cita exacta, pero fue algo así como: "Hice todo lo que acordé en este acuerdo y la economía se fue por el retrete". Incluso él se dio cuenta de eso. Pero repito, eso no se ve en el debate público. Lo único que se vio hasta las elecciones es que "el partido en el poder debe ser responsable de lo que está sucediendo y tiene que irse". Y luego ves a este tipo, Milei, llegar con ideas realmente locas y a nadie le importa lo locas que estén. Es simplemente diferente. Es un poco como ganó Trump también. Janine Jackson Absolutamente. Bueno, podría terminar con eso. Pero le preguntaría si tiene alguna idea final sobre las personas que, francamente, están escuchando o pensando: ¿dónde está la gente en esto? ¿Dónde está el pueblo argentino? Incluso las personas que critican a los medios reconocen que estamos viendo una cobertura de arriba hacia abajo, pero ¿la gente dijo que quería a este tipo? Si la gente está preocupada o tratando de establecer una conexión o tratando de pensar en formas de obtener historias alternativas sobre esto. Ya sabe, ¿qué debería buscar la gente en los medios? Preguntas a tener en cuenta, ese tipo de cosas. ¿Conclusiones sobre esto? Mark Weisbrot Bueno, por supuesto, aquí trabajamos mucho con el Congreso porque es la rama del gobierno que más, o debería decir la menos irresponsable, que tenemos. Y creo que es importante prestar atención a eso, porque ahora hay un grupo de miembros del Congreso en el Caucus Progresista; de hecho, cinco de ellos acaban de llevar una delegación a Brasil, Colombia y Chile; esto ocurrió apenas en los últimos meses, por lo que estarán prestando atención. Creo que eso es muy importante, porque el Congreso, especialmente el Caucus Progresista, puede actuar como un control de las cosas malas que nuestro gobierno podría hacer en los eventos posteriores. Y una de ellas que ni siquiera mencioné, pero debería hacerlo, es que ya hubo 40 años de democracia en Argentina, a pesar de las crisis económicas y depresiones y todo lo demás que describí. Y eso también está en riesgo, porque Milei, y especialmente su candidata a la vicepresidencia, han hecho declaraciones que indican que sienten cierta admiración por la dictadura militar que gobernó ese país desde 1976 a 1983. Y creo que esa es una amenaza real. Y esa es una de las cosas a las que debemos prestar atención, pero también a cualquier papel que pudiese desempeñar el FMI porque, nuevamente, el Tesoro de Estados Unidos tiene la voz mayoritaria en esa organización. Janine Jackson Bueno, eso es todo. Hemos estado hablando con Mark Weisbrot. Es codirector del Centro de Investigación en Economía y Política. Puede encontrar sus investigaciones y análisis en línea en cepr.net.

Mark Weisbrot / 20 Noviembre 2023

Op-Ed/Commentary

ArgentinaBrasilChileColombiaEcuadorAmérica Latina y el CaribeEl Mundo La Unasur aún existe y es la mejor plataforma para integrarnos
Revista Raya Ver artículo en el sitio original Los triunfos de Gabriel Boric en Chile, de Gustavo Petro en Colombia y la posibilidad de una victoria en octubre de Lula da Silva en Brasil han vuelto a poner el tema de la integración en el centro del debate político de nuestra región. Varios hablan de la posibilidad de relanzar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) después de que la organización sufriera varios golpes entre 2018 y 2020 que culminaron con la salida de siete de sus doce miembros. La Unasur hoy en día está paralizada, pero la perspectiva de un cambio de gobierno en Brasil alimenta las especulaciones sobre la posibilidad de un relanzamiento, ya que ese país, con la notable excepción del gobierno de Jair Bolsonaro, lleva décadas buscando crear un espacio regional suramericano.  Lo primero que cabe señalar es que el Tratado Constitutivo de Unasur de 2008 se mantiene vigente para todos los miembros que no lo han denunciado y la Organización sigue existiendo jurídicamente a nivel internacional. Mientras al menos dos Estados sigan perteneciendo, la entidad seguirá teniendo plena vigencia jurídica. De haber voluntad política, no hay impedimento legal para que pueda ser relanzada por los Estados miembros. Lo segundo que vale la pena resaltar es que varios miembros denunciaron el Tratado Constitutivo de Unasur de forma irregular. En particular, Brasil y Argentina no dieron término a sus membresías de manera apegada a derecho. Ambos obviaron el tratamiento legislativo especificado por sus respectivas constituciones, razón por la que podrían optar por anular sus denuncias. Por último, hay que señalar que los siete países que salieron de Unasur (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay y Uruguay) lo hicieron sin tener en cuenta los mecanismos para los tratados multilaterales que exigen la búsqueda de acuerdos. Bolivia objetó las denuncias unilaterales de los países e invitó al diálogo. En su momento, Uruguay demostró una voluntad reparadora para resolver los problemas surgidos en el seno de la Organización. Las siete denuncias no cumplieron con lo previsto en el Tratado Constitutivo de Unasur respecto de lo dispuesto para la búsqueda de diálogo político (artículo 14 del Tratado), para la solución de controversias (artículo 21) o, incluso, para el procedimiento de Enmiendas (artículo 25). Cabe recordar que el derecho internacional público, incluida la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados ratificada por los doce miembros fundadores de Unasur, protege la estabilidad de los Tratados y establece que la interpretación de las normas debe tender a la subsanación de las diferencias para la plena vigencia de los mismos. Las numerosas irregularidades de este caso abren la posibilidad para que se active un mecanismo de solución de controversias que podría dar cabida a una salida colectiva para subsanar el irregular proceso de debilitamiento de la Unasur. Más allá de las consideraciones jurídicas, existen voces que cuestionan la necesidad de retomar la integración suramericana. Algunos sectores, incluso dentro del progresismo latinoamericano, han señalado que la apuesta debe ser la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).  La CELAC es sin lugar a dudas, una apuesta de vital importancia; quizás incluso, el horizonte último de cualquier proceso de convergencia regional en materia de integración. La gran riqueza de la CELAC es su membresía diversa que permite un diálogo entre actores latinoamericanos y caribeños fuera del celoso resguardo de la OEA con sede en Washington. Es también una expresión fundamental del Sur global en el hemisferio occidental, llamada a elevar la voz y las demandas de los pueblos latinoamericanos y caribeños a nivel multilateral y global en materia de desarrollo, paz, justicia global, y lucha contra la pobreza, la desigualdad, el cambio climático, etc. Sin embargo, la CELAC carece de un tratado constitutivo y de institucionalidad propia, como aquella que fue creada por el Tratado Constitutivo de la Unasur. Además, la amplitud conferida por los treinta y tres miembros de la CELAC impide acuerdos más concretos y vinculantes en materia de gobernanza regional con normativas comunes, confluencia y homogeneización de políticas y un verdadero programa de desarrollo regional. La Unasur, a diferencia de la CELAC, puede avanzar más rápidamente hacia la integración física y normativa, es decir, hacia una verdadera gobernanza regional, con menos Estados miembros, mayores niveles de autonomía y de simetría incluso, a pesar de las grandes asimetrías que perduran en América del Sur. La segunda alternativa que se suele mencionar es el Mercosur ampliado. El Mercosur se ha ido expandiendo desde su fundación y se ha diversificado a partir de los protocolos de Ouro Preto y Ushuaia. Pero el Tratado de Asunción, documento fundacional de Mercosur, no deja de ser un acuerdo comercial notificado a la Organización Mundial del Comercio bajo la cláusula de la habilitación, mientras que el Tratado Constitutivo de la Unasur está registrado ante la ONU y conlleva una construcción regional multidimensional, en materia de defensa, seguridad, democracia, derechos humanos, desarrollo, infraestructura, energía, medio ambiente, conectividad, movilidad, salud, educación, ciencia y tecnología, cultura, gestión de desastres, etc. Ningún otro organismo regional tiene una visión tan amplia de la integración suramericana ni abre el abanico de alternativas y posibilidades que ofrece la normativa fundacional de la Unasur.  Existen, además, importantes obstáculos para que el Mercosur ampliado pueda incorporar a los países del eje andino-pacífico, sobre todo, dado el acervo de normativa arancelaria del Mercosur. ¿Qué tan posible resulta que Colombia, Ecuador, Perú o Chile se incorporen al Mercosur en el mediano plazo? Y ciertamente no será la Comunidad Andina de Naciones (CAN) la que incorpore en su seno a los países del eje atlántico. Fue justamente para el propósito de la convergencia entre los subsistemas andino-pacífico y atlántico-conosureño que se creó, en 2004, la Comunidad Sudamericana de Naciones, que en 2007 cambió su nombre por el de Unasur. Esta Organización puede desempeñar un papel central de convergencia para que se privilegie la proyección, a nivel suramericano, de las mejores prácticas y el mejor bagaje institucional y no se busque apenas la difícil incorporación del eje pacífico en el eje atlántico o viceversa. Por todas estas razones se debe maximizar la vigencia jurídica del Tratado Constitutivo de la Unasur, y procurar que el mayor número posible de países de la región se reincorporen a la Organización. Un relanzamiento de la Unasur deberá ser acompañado de importantes cambios en su normativa y funcionamiento. Se debe aprender de varios errores del pasado y corregir las fallas de diseño. La regla del consenso en la toma de decisión, que otorga poder de veto a los países miembros y llevó a la parálisis y acefalía de la entidad, debe ser repensada o, al menos, no ser aplicada en todos los procesos de toma de decisión. También se debe transitar progresivamente hacia una organización internacional más consolidada que goce de cierto nivel de autonomía relativa. Frente a las nuevas rivalidades entre las grandes potencias, en especial entre Estados Unidos y China, y de cara a los grandes retos del siglo XXI, la apuesta debe ser una respuesta regional que tienda hacia una mayor autonomía estratégica y un no alineamiento actualizado. La Unasur sigue siendo, de lejos, la mejor plataforma para la consecución de estos objetivos.

Guillaume Long / 24 13:15:00 Agosto 2022

Op-Ed/Commentary

ArgentinaBrasilAmérica Latina y el CaribeEl Mundo ¿Hacia una nueva Unasur?
Infobae Ver artigo no site original Entre 2018 y 2019, siete gobiernos suramericanos, incluyendo el argentino, se retiraron del tratado constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y le atestaron un duro golpe a la integración. Pero el nuevo giro político en la región ha vuelto a avivar el debate sobre la viabilidad y deseabilidad de retomar y renovar la organización. El candidato Luis Inácio “Lula” da Silva se ha referido reiteradamente a la Unasur en los últimos meses. Hace pocos días, llegó a proponer la creación de una monedad común, que sería emitida por un banco central suramericano. ¿Que hará Argentina frente a esta coyuntura regional? Para empezar, hay que establecer que la Unasur aún existe jurídicamente. Siete países se retiraron de la organización, pero cinco no lo hicieron, y el tratado no especifica un número mínimo de miembros para que la organización siga existiendo. La Convención de Viena sobre Derechos de los Tratados, ratificada por todos los miembros originarios de la Unasur, estipula que, en casos como este, la organización sigue vigente para aquellos miembros que en ella permanecen. Argentina y Brasil, además, denunciaron el tratado sin darle tratamiento legislativo, a pesar de lo especificado en el artículo 75, inciso 24, de la Constitución argentina y los artículos 84 y 49 de la Constitución brasileña, lo que abre la posibilidad de vías jurídicas para invalidar estas denuncias. Dada la dificultad que implicaría que los doce miembros fundadores vuelvan a dotarse, en unísono, de la necesaria voluntad política para volver a adherirse al Tratado de Brasilia, es probable que el relanzamiento de la Unasur deba ser liderado por un número de Estados inferior a la membresía inicial: una suerte de nuevo núcleo duro capaz de generar una atracción gravitatoria para que los otros países suramericanos vayan progresivamente revisando su posición. Las sucesivas olas de expansión de la Comunidad y luego Unión Europea entre 1957 y 2012 y de la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean) entre 1967 y 1999 son un buen ejemplo de este fenómeno. De hecho, la Unasur no tiene por qué estampar de antemano límites geográficos demasiados estrictos. En el Tratado de Roma de 1959, los europeos dejaron un estratégico velo de ambigüedad sobre lo que significaba el espacio europeo. Argentina debiera tener un gran interés en una mayor autonomía estratégica, que le permita apartarse tanto del vasallaje geopolítico del monroísmo americano, como de la reprimarización de una división internacional del trabajo a la medida de la demanda china. La resurgencia de una nueva bipolaridad requiere de no-alineamiento y de regiones fuertes que posibiliten la diversificación de las relaciones y una mayor multipolaridad. Quienes no deseen relanzar la Unasur dirigen a menudo fuertes críticas a la organización que no siempre son precisas. Se suele demonizar su presidencialismo. Pero los mecanismos de integración, ambiciosos en su resignificación del interés nacional, requieren de fuertes legitimaciones políticas y no apenas decisiones tecnocráticas, para luego crear una institucionalidad resiliente, que la Unasur, con muy pocos años de vida, no alcanzó a consolidar. Se habla de la supuesta naturaleza ideológica de la Unasur. Es evidente que los debates que se dieron en su seno reflejaron las opiniones de sus miembros, pero nada en el diseño institucional de la organización propendía a una mayor ideologización. Es cierto, no obstante, que una renovada Unasur requeriría de importantes reformas. La regla del consenso, virtuosa en su intención de respetar la voluntad de todos, selló una importante debilidad fundacional: otorgó un poder de veto de facto a cada miembro, impidiendo el avance de propuestas claramente mayoritarias y el nombramiento de autoridades, lo que profundizó finalmente su paralización. Otras reformas al tratado constitutivo o mediante nuevos protocolos también son necesarias, para por ejemplo mejorar el funcionamiento de la secretaría general. Se suelen mencionar dos alternativas a la Unasur. La primera es la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) que sobrevivió estos años gracias en gran medida al liderazgo de México y que ahora se fortalece con la presidencia argentina. La Celac es una expresión fundamental del Sur global en nuestro hemisferio. Sin embargo, la Celac no es una Unasur a escala latinoamericana y caribeña. La Celac carece de tratado, institucionalidad, secretaría general. Su gran riqueza es una membresía diversa que permite un diálogo entre actores latinoamericanos y caribeños fuera del celoso resguardo de una OEA con sede en Washington. Pero, a su vez, la amplitud conferida por los 33 miembros de la Celac impide acuerdos más concretos. La Unasur puede brindar un soporte, hasta a la propia Celac, que permita avanzar hacia una integración tangible que podría devenir latinoamericana en el futuro. La segunda alternativa es el Mercosur ampliado. El Mercosur se ha ido expandiendo y diversificando a partir de los protocolos de Ouro Preto y Ushuaia. Pero el Tratado de Asunción, documento fundacional de Mercosur, no deja de ser un acuerdo comercial, notificado a la Organización Mundial del Comercio bajo la cláusula de la habilitación, mientras que el Tratado de Brasilia, constitutivo de la Unasur, y registrado ante la Organización de las Naciones Unidas, conlleva una construcción regional mucho más multidimensional, en materia de seguridad, democracia, desarrollo, infraestructura, medioambiente, conectividad, movilidad, salud, educación, derechos humanos, gestión de desastres, etc. Aquí tampoco existe contradicción entre Unasur y Mercosur. La creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones en 2004, que cambió su nombre a Unasur en 2007, buscaba justamente facilitar la convergencia entre la Comunidad Andina de Naciones y el Mercosur; es decir, construir sobre lo edificado y no borrar lo avanzado. Si los Estados optan por relanzar la Unasur, tendrán que cuidar que un nuevo giro político en la región no la vuelva a decapitar. Una vía para sellar ese pacto puede ser justamente mediante un mayor énfasis en la convergencia comercial entre los espacios atlánticos y pacíficos. También se podría retomar la idea truncada de tener un banco regional – los gobiernos no suelen abandonar espacios que les brindan la posibilidad de acceder a recursos. América del Sur ya no es la región marcada por la exaltación refundadora de hace 15 años. La causa de la integración suramericana necesitará de mucha perseverancia, parsimonia y pragmatismo para que nuestra lastimada integración vuelva a coger impulso. Argentina puede jugar un rol fundamental en este proceso.

Guillaume Long / 05 Mayo 2022

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