Bolivia desechó sus elecciones de octubre por fraudulentas. Nuestra investigación no encontró ninguna evidencia de fraude

28 Febrero 2020

John Curiel

Jack R. Williams

Mientras Bolivia se prepara para la repetición de sus elecciones este 3 de mayo, se mantienen los disturbios en el país luego del golpe de Estado respaldado por el Ejército el 10 de noviembre contra el presidente en ejercicio, Evo Morales.

Una rápida puesta al día: Morales reclamó la victoria en las elecciones de octubre, pero la oposición protestó por un llamado fraude electoral. Un informe del 10 de noviembre de la Organización de Estados Americanos (OEA) señaló irregularidades electorales, lo que “lleva al equipo de auditoría técnica a cuestionar la integridad de los resultados de las elecciones del 20 de octubre”. Luego, la policía se unió a las protestas y Morales buscó asilo en México.

El Gobierno instalado militarmente acusó a Morales de sedición y terrorismo. Un informe de monitoreo de la Unión Europea señaló que unos 40 exfuncionarios electorales fueron arrestados y enfrentan cargos criminales de sedición y subversion, y 35 personas murieron en el conflicto postelectoral. El candidato presidencial con mayor popularidad en las encuestas, miembro del partido de Morales, Movimiento al Socialismo (MAS-IPSP), recibió una citación de los fiscales por delitos no revelados, una medida que algunos analistas sospechan tenía como objetivo mantenerlo fuera de la boleta electoral.

En gran medida, los medios de comunicación han reportado las acusaciones de fraude como si fueran un hecho. Y muchos comentaristas han justificado el golpe como respuesta al fraude electoral del MAS-IPSP. Sin embargo, como especialistas en integridad electoral, nosotros encontramos que la evidencia estadística no respalda las denuncias de fraude en las elecciones de octubre en Bolivia.

La OEA afirmó que había ocurrido un fraude electoral

El principal soporte de las denuncias de fraude fue el informe de la OEA. Los auditores de la organización afirmaron haber encontrado evidencia de fraude luego de una detención en el conteo preliminar, el que consiste en los resultados no vinculantes de la noche de las elecciones destinados a seguir el progreso antes del conteo oficial.

La Constitución boliviana requiere que un candidato obtenga una mayoría electoral absoluta o el 40% de los votos, con al menos una ventaja de 10 puntos porcentuales. De lo contrario, se debe llevar a cabo una segunda vuelta electoral. El conteo preliminar se detuvo con el 84% de los votos contados, cuando Morales tenía una ventaja de 7.87 puntos porcentuales. Aunque esa detención fue consistente con el compromiso de los funcionarios electorales de que en la noche de las elecciones se iba a realizar un recuento de al menos el 80% de los votos mediante el conteo preliminar, para luego continuar con el escrutinio total en el recuento oficial, la OEA rápidamente expresó su preocupación por la detención. Cuando se reanudó el conteo preliminar, el margen de Morales estaba por encima del umbral de los 10 puntos porcentuales.

La OEA afirmó que la detención del conteo preliminar tuvo como resultado una tendencia “altamente improbable” en la ventaja del MAS-IPSP cuando se reanudó el conteo. La OEA informó tener una “profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de explicar en la tendencia de los resultados preliminaries”. Adoptando un enfoque novedoso para el análisis de fraudes electorales, la OEA afirmó que las grandes desviaciones en los datos reportados antes y después de la detención del conteo preliminar indicarían evidencia potencial de un fraude.

Pero el análisis estadístico detrás de esta afirmación es problemático

El informe de la OEA se basa en parte en evidencia forense de que los analistas de la OEA dicen que hay irregularidades, las que incluyen acusaciones de firmas falsificadas y alteración de las actas de votación, una protección deficiente para los votantes y una detención en el conteo preliminar de votos. De manera crucial, la OEA afirmó en referencia a la detención del conteo preliminar de votos que “una irregularidad en esa escala es un factor determinante en el resultado” a favor de Morales. Esto último constituyó la principal evidencia cuantitativa de sus acusaciones de “manipulación clara del sistema TREP … que afectó los resultados tanto de ese sistema como del conteo final”.

Nosotros no evaluamos si estas irregularidades apuntan a una interferencia deliberada o si reflejan los problemas de un sistema con fondos insuficientes y con funcionarios electorales mal capacitados. En cambio, sí analizamos la evidencia estadística.

Como Morales había superado el umbral del 40%, la pregunta clave era si su recuento de votos era 10 puntos porcentuales mayor que el de su competidor más cercano. De lo contrario, Morales se vería obligado a una segunda vuelta electoral contra su competidor más cercano, el expresidente Carlos Mesa.

Nuestros resultados fueron claros. No parece haber una diferencia estadísticamente significativa en el margen de antes y después de la detención del conteo preliminar. Por el contrario, es muy probable que Morales haya superado la ventaja de 10 puntos porcentuales en la primera ronda.

¿Como llegamos a esta conclusión? El enfoque de la OEA se basa en dobles supuestos: que el recuento no oficial refleja con precisión el voto medido continuamente, y que las preferencias informadas de los votantes no varían según la hora del día. Si estas suposiciones son ciertas, un cambio en la tendencia de favorecer a una de las partes con el tiempo podría indicar que se ha producido un fraude.

La OEA no cita ninguna investigación previa que demuestre la veracidad de estos supuestos. Hay razones para creer que las preferencias de los votantes, así como los informes sobre quiénes son sus favoritos, pueden variar con el tiempo: un ejemplo podrían ser las personas que trabajan, quienes votan más tarde en el día. Las áreas de votantes con menos recursos pueden tener colas más largas y con menos capacidad para contar e informar los totales de votos rápidamente. Es posible que estos factores se apliquen en Bolivia, donde existen brechas graves en infraestructura e ingresos entre las zonas urbanas y rurales.

¿Hubo una discontinuidad entre los votos escrutados antes y después del recuento no oficial? Por supuesto que las discontinuidades pueden ser evidencia de manipulación. En Rusia, por ejemplo, una acusación es que los funcionarios electorales locales llenan las urnas para cumplir con los objetivos preestablecidos.

Si el hallazgo de la OEA fuera correcto, esperaríamos ver el aumento en el margen de votación de Morales poco después de que la detención del conteo preliminar, y el margen de elección resultante sobre su competidor más cercano sería demasiado grande para ser explicado por su desempeño antes de que se detuviera el conteo preliminar. Podríamos esperar ver otras anomalías, como repentinos cambios en los votos a favor de Morales en los recintos que antes estaban menos inclinados a votar por él.

El eje “x” muestra el margen para Morales antes de la detención dentro del conteo preliminar de 1,477 recintos que informaron sus datos antes y después de la detención, y el eje “y” es el margen final de Morales, según lo informado dentro del conteo oficial. La alta correlación entre el conteo preliminar y los resultados de la votación final sugiere que no hay irregularidades significativas en el recuento de las elecciones o en el margen de votación final de Morales. (Jack Williams. Datos del Tribunal Supremo Electoral, 2019.)

No encontramos ninguna evidencia de ninguna de estas anomalías, como muestra este grafico. Encontramos una correlación de 0.946 entre el margen de Morales entre los resultados de antes y después de la detención en recintos contados antes y después de la detención. Existe poca diferencia observable entre los recintos en los resultados de antes y después de la detección del conteo preliminar, lo que sugiere que no hubo irregularidades significativas. Nosotros y otros académicos dentro del campo contactamos a la OEA para obtener comentarios al respecto; pero la OEA no respondió.

También realizamos 1,000 simulaciones para ver si se podía predecir la diferencia entre el voto de Morales y el recuento para el segundo candidato, utilizando solo los votos verificados antes de que se detuviera el conteo preliminar. En nuestras simulaciones, descubrimos que Morales podía esperar al menos una ventaja de 10.49 puntos sobre su competidor más cercano, es decir, por encima del umbral de 10 puntos porcentuales necesario para ganar directamente. Nuevamente, esto sugiere que cualquier aumento en el margen de Morales después de la detención puede explicarse completamente por los votos ya contados.

No existe soporte estadístico para las denuncias de fraude electoral

No hay ninguna evidencia estadística de fraude que podamos encontrar: las tendencias en el conteo preliminar, la falta de un gran incremento en el apoyo a Morales después de la detención del conteo preliminar, y el tamaño de la ventaja de Morales parecen legítimos. Dicho esto, el análisis estadístico y las conclusiones de la OEA parecerían profundamente defectuosos.

Investigaciones previas publicadas aquí en Monkey Cage encuentran que las diferencias económicas y raciales dificultan la verificación del registro de votantes en Estados Unidos, lo que resulta en un mayor uso de boletas electorales provisionales entre los demócratas, y un mayor apoyo a los candidatos demócratas entre los votos escrutados después del día de las elecciones. Según los criterios de fraude sostenidos por la OEA, es posible que puedan clasificarse como fraudulentas aquellas elecciones estadounidenses en las que los votos contabilizados más tarde tiendan a inclinar los resultados hacia los demócratas. Por supuesto, el fraude electoral es un problema grave, pero confiar en pruebas no verificadas como evidencia de fraude es una seria amenaza para cualquier democracia.

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